Vandalismo y bienes públicos
Hemos observado con gran regocijo la inauguración de varias obras en diversas ciudades del país, especialmente en Quito, con el afán de brindar mejores bienes públicos y servicios para ofrecer una visión positiva de la ciudad a sus habitantes y a los turistas.
Lamentablemente esta dicha duró poco, ya que muchos de estos bienes públicos han sido destruidos por desadaptados, causando grave perjuicio a la imagen de las ciudades agredidas, y, menospreciando el trabajo y los recursos que las diversas instituciones gubernamentales y no gubernamentales han invertido en estas obras.
A estos malos ciudadanos no les ha importado romper luminarias; dañar jardineras; destrozar e inclusive incendiar paradas del trole; pintar las paredes con leyendas no constructivas, sino al contrario, utilizando palabras y signos fuera de lugar. Las paredes, postes y muros incluso han terminado por convertirse en un espacio receptor de las necesidades biológicas de los vándalos.
No hay una pared que permanezca limpia luego de haber sido pintada; en menos de nada son cubiertas con dibujos, símbolos y palabras, que nada tienen que ver con grafitis, sino que son claramente palabras hirientes dirigidas a personas o instituciones.
Estos hechos han llenado de indignación y vergüenza a quienes sí les importa que su ciudad luzca presentable y represente lo que es. Uno de los ejemplos del destrozo es el Bulevar de la Avda. 24 de Mayo en Quito, en el centro histórico de la ciudad, en donde 32 luminarias fueron sustraídas o dañadas. En menos de dos semanas de su inauguración esta importante obra ya fue víctima del vandalismo.
Lo mismo sucede en otros tres boulevares inaugurados en Quito por el Municipio Capitalino en diversos sectores de la ciudad. Los destrozos a la propiedad pública también se han suscitado en otras ciudades del país, aunque con menor intensidad que en Quito, pero también han sido perjudicadas por manos de irresponsables no han tenido ningún reparo de causar daño a estas obras. Que estos hechos deplorables llamen a la reflexión a los ciudadanos sobre la necesidad de proteger y mantener una buena imagen de su patrimonio material.
Renata Barragán
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