Unicef llama a mantener todas las escuelas abiertas
A pesar de que se autorizó el sábado el regreso a clases presenciales pero bajo la decisión de los padres, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) llamó a mantener las escuelas abiertas en Ecuador incluso a pesar de la propagación de la variante ómicron de la covid-19, para evitar “un año más de aprendizaje interrumpido”.
En un comunicado fechado en Quito, y en Nueva York, donde Unicef tiene su sede, subraya que este 2022 “tiene que ser el año en que la educación y el interés superior de los niños tengan prioridad”.
El Ministerio de Educación anunció la semana pasada la suspensión de clases presenciales en todos los niveles educativos del país, en línea con las recomendaciones de las autoridades que gestionan la pandemia, a la luz del rápido aumento de contagios de la covid-19.
Pero el sábado, el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) Nacional se pronunció nuevamente y anunció el retorno a clases presenciales de forma voluntaria.
La ministra de Educación, María Brown Pérez, informó que las medidas para el retorno a clases presenciales son preventivas y se implementarán en la semana del 24 al 28 de enero, regulando así las actividades escolares.
El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia reconoce la incertidumbre que provoca la nueva variante, que los expertos en salud pública y científicos se esfuerzan por comprender y ha llevado a muchos gobiernos a analizar si mantener las escuelas abiertas.
“Una cosa sí sabemos con certeza: Otra oleada de cierres generalizados de escuelas sería desastrosa para los niños. La educación presencial es necesaria y urgente”, asegura Unicef.
Y pone de manifiesto que los niños, niñas y adolescentes han sufrido ya las consecuencias de la pandemia con la pérdida de aprendizaje, afectaciones a la salud mental, exposición a la violencia y maltrato, o la limitación de las habilidades sociales. “Todas estas consecuencias -advierte- afectarán al rendimiento educativo de los niños y su participación en la sociedad, así como a su salud”.
Estima que esta generación de niños en edad escolar podría perder colectivamente 17.000 millones de dólares en ingresos potenciales de por vida.
Una vez más el Fondo para la infancia pone de relieve que los más afectados son los escolares que viven en entornos con pocos recursos económicos y sin acceso a herramientas de aprendizaje a distancia.
Los padres, madres y cuidadores también pagan un alto precio puesto que mantener a los niños en casa obliga a muchos progenitores, fundamentalmente a las madres a dejar sus puestos de trabajo, sobre todo en países donde la licencia familiar es muy limitada o no existe. Por esas razones, aduce, “hay que evitar que se siga posponiendo el retorno a las escuelas siempre que sea posible”.
Subraya además que Ecuador cuenta con la ventaja de tener a una gran parte de la comunidad educativa con la pauta de vacunación contra la covid-19 completa.
Además, según Unicef, Ecuador fue uno de los últimos países de la región en autorizar en 2021 el retorno presencial a las aulas en pandemia.