Ritual por primer día de trabajo
TOKIO. Con ceremonias de bienvenida y ataviados con sus mejores trajes, 800.000 recién licenciados se incorporaron esta semana en Japón a sus nuevos empleos, en un día que marca el paso de la universidad a uno de los mercados laborales más estables y exigentes del mundo.
Empleos. En abril comienza el ejercicio fiscal y con él se incorporan a las empresas los jóvenes que culminan sus carreras universitarias en marzo en todo Japón.
Pero la mayoría ya sabe en qué compañía iniciará su trayectoria profesional incluso un año antes de graduarse, cuando comienzan a enviar sus solicitudes, reciben información de la empresa y conciertan sus primeras entrevistas.
Empresa. Desde el primer día laboral, los Kaishain, o nuevos empleados, inician el aprendizaje a cargo del Senpai o tutor, que le enseña el rígido sistema corporativo nipón. Muchas compañías les dan cursos destinados a entender la filosofía corporativa y saber, por ejemplo, contestar al teléfono o entregar correctamente una tarjeta de visita, algo imprescindible en Japón.
Vínculo. El objetivo tanto de los empresarios como de los nuevos empleados es que la relación profesional entre ambos perdure durante toda la vida y ofrezca, a cambio de sacrificio, la posibilidad de crecer hasta convertirse en Kakarichou (encargados), Kachou (jefes de sección), o en poderosos Shachou o presidentes.
Orgullo. Pertenecer a una empresa prestigiosa es un símbolo de orgullo, como en su día lo era el pertenecer a un clan samurai, y muchos se denominan guerreros corporativos.
Para resaltar la pertenencia a la empresa, a la hora de presentarse los asalariados dan primero el nombre de su empresa, a la que luego vinculan el suyo propio. No obstante, este concepto está cambiando en los jóvenes que buscan crear pronto sus empresas.