La noticia de la tremenda fiesta en una de las parroquias importantes de Otavalo, en donde se presentaron grupos musicales y hubo gran cantidad de personas, trascendió más allá de nuestras fronteras. La pandemia no ha terminado, pero sí para ciertas mentes obtusas que no comprenden que la salud es lo más preciado que tenemos. Lastima que en medio de las circunstancias graves que está aconteciendo, primero no haya sensibilidad en los organizadores de estos eventos masivos y les importe un atado de ajos el contagio del Covid a su familiares, amigos o cercanos. Y segundo, sería terrible si desde la misma instancia pública se dio aval para esta programación. Debe investigarse y castigarse.