La renuncia del Gobernador de Imbabura sorprendió a muchos sectores, toda vez que venía cumpliendo un trabajo enfocado en territorio y atendiendo, a medida de las posibilidades, los requerimientos de la población, sobre todo de aquella que se muestra vulnerable ante la presencia de la pandemia mundial. Es precisamente, el coronavirus, el que obligó a cambiar de perspectiva, no solo a los políticos, empresarios, educadores, emprendedores, agricultores, comerciantes, sino a todos los ciudadanos que deben afrontar una nueva normalidad. La gente miró en el trabajo de Alvaro Castillo Aguirre que su paso temporal por la Gobernación, no fue equivocado y mas bien respondió a las expectativas.