La terrible pandemia ha cobrado vidas humanas y ha generado millones de contagiados, empresas e instituciones que han colapsado en el mundo y el país. Pero, felizmente, hay entidades que se mantienen firmes, vigentes y vibrantes. Este es el caso de la Casa de la Cultura, núcleo de Imbabura (CCE-I), que celebra sus 68 años de vida y que en medio de la triste realidad actual no desmaya. Ha soportado crisis, recortes económicos e incluso, penosamente, calificativos que más huelen a ofensa sin sentido de quienes pretenden desprestigiar su imagen y afectar la honra de las personas que la dirigen. Lo que se espera no son afectaciones peyorativas, sino unidad, proactividad y aportes de altura.