La creciente crisis moral y ética que brota por todos los poros de nuestra alicaída nación, obliga a los ciudadanos a tomar cartas en el asunto y dejar de ser meros espectadores de una triste realidad que nos afecta a todos, producto de la corrupción. El tema no es nuevo, pero si no hay unidad para enfrentar esta lacra de la sociedad, los pillos nos van a seguir viendo la cara de bobos y nos van a seguir robando los recursos en nuestras narices. Imbabura debe dejar la pasividad para prevenir las acciones negativas y no quejarnos cuando ya es muy tarde. Un Observatorio Ciudadano con gente proba y decidida ya se hace necesario y urgente. La propuesta de hecho ya está caminando y eso es de felicitar.