Se ha cumplido un año de gestión del presidente Lasso y si miramos objetivamente lo que ha pasado, no podemos ser tampoco muy negativos ante tantos desafíos que ha debido enfrentar. En un año con una pandemia encima, no se puede exigir que todos los males sean curados, más aun cuando, producto de la corrupción, la crisis se ha ensañado a tal punto que en el país es más fácil inmiscuirse con las mafias antes que encontrar un puesto de trabajo. La inseguridad, la violencia, la alicaída salud pública, la falta de recursos en el IESS, falta de fuentes de trabajo, la peligrosa politización de la justicia tan venido a menos en credibilidad, están más visibles que los varios logros evidentes del gobierno.