Cuando los excesos se propagan sin freno, la respuesta también es radical e incluso irracional. Las protestas por la muerte del afroamericano George Floyd, a manos de un policía en Minneapolis, se extienden a varias ciudades del país. Un segundo muerto, disparos, saqueos, incendios, incluso cerca de la Casa Blanca en Washington, es lo que arroja esta protesta por la muerte del ciudadano. El racismo, al parecer no ha desaparecido y en cambio, el humanismo pierde su vigencia. Lo que ocurre en EEUU en estos momentos, es un ejemplo claro de lo que no podemos permitir en nuestro país y región, porque los excesos provocan muerte, sangre y destrucción. La paz y el humanismo ¡Sí!, el racismo ¡No!