El último cruce de señalamientos entre el Presidente de la República y el principal dirigente de la CONAIE, deja al descubierto dos posiciones irreconciliables en un país en donde se hace necesario un reencuentro verdadero, un diálogo propositivo, una tolerancia duradera para saber identificar los graves problemas nacionales y no las coyunturales aspiraciones políticas y personales. El país está a la espera de un despegue y no a la profundización de conceptos e ideologías que a la final están demás en medio de un clamor para enfrentar la pandemia, generar la reactivación económica, propender a crear fuentes de trabajo y, lógicamente, sin pensar quién ganará en medio de tantas necesidades.