Las acciones van trascendiendo más que los discursos, con lo que el pueblo ecuatoriano tiene plena conciencia e identifica con inteligencia a los que utilizan la verborrea para su conveniencia política, pero hacen tabla rasa de sus promesas. Al interior de la Asamblea Nacional está muy claro cómo los politiqueros se muestran de cuerpo entero cuando por un lado se autocalifican, por conveniencia, defensores de los derechos de las mujeres, pero ya en la práctica se unen para defender lo indefendible, traicionan sus pronunciamientos y tranzan para votar en favor de un agresor de mujeres. Así está la clase política ecuatoriana y los ciudadanos deben tener muy claro quiénes son y cómo actúan.