El pasado 8 de marzo volvimos a escuchar la voz de las mujeres en las calles. Despectivamente se las ha llamado “gritonas”, pero ellas se muestran con más agallas para seguir en la línea de reclamo digno en favor de sus derechos, mismos que son conculcados a lo largo del tiempo. Son ellas las que no tienen respuestas a sus exigencias, pese a que crecen sus demandas al igual que los grupos que las identifican. En ese marco de cosas y en medio de una pandemia sanitaria global, las mujeres siguen al filo del abismo social sufriendo por inequidades, desigualdades, violencia intrafamiliar, violaciones, desatención en salud, educación, trabajo justo. Sigan gritando para ser escuchadas. ¡No hay más!