Nuestro país ha debido ambientarse a los tiempos y a las circunstancias en medio de tragedias, corrupción, pandemia y falta de alternativas para poder salir de las crisis. Por un lado las brechas y las desigualdades son más amplias y, por otro, los audaces manejan las decisiones políticas, sociales y económicas a espaldas, muchas veces, de las necesidades y urgencias de la gente. En medio de este panorama se nos viene un nuevo proceso electoral que no termina de dilucidarse. Ahí es, precisamente, el momento en que el público está obligado a analizar quién tiene un alto liderazgo y credibilidad, más no vacíos elementales que generan confusión. El mundo mismo vive hoy en una encrucijada.