La muerte no tiene explicaciones ahora. Responde simplemente a nuestra falta de responsabilidad, al no acatamiento de las medidas de bioseguridad, al clamoroso pedido de la clase médica que es desatendido y al quemeimportismo de jóvenes que están llevando el virus a sus casas luego de un momento de juerga. No solo es el impacto de las familias que pierden a sus cercanos de un momento a otro, pese a los esfuerzos denodados de médicos y enfermeras. También el costo económico de quien sufre la enfermedad cuenta y es muy alto, pero ni eso se comprende. Otro problema insalvable que debemos poner atención es que los medicamentos, aparte de costosos, son escasos. ¡Medítelo!