El pasado viernes se develó un monumento en honor de don Wilson Amador Yépez, quien hace exactamente un año dejó de existir inesperadamente. Hay vidas que terminan con la muerte, pero hay muertes que solo se convierten en el inicio de un recuerdo imborrable. Eso ha sucedido con don ‘Wilo’, visionario empresario y hombre de retos que contribuyó con alegría y esperanza al desarrollo de su ciudad. Su nombre quedó inmortalizado en la ciudad a la que siempre quiso. Aquí construyó sus empresas y emprendimientos que generaron innumerables fuentes de trabajo para cientos de familias del norte del país. Don ‘Wilo’ descansa en paz, pero su nombre ya vivirá por siempre en Ibarra.