Mientras más análisis se hacen sobre el caso del exvicepresidente Jorge Glas y su liberación a través de un habeas corpus, más incertidumbre se genera en el ciudadano común. ¿Las decisiones judiciales se hacen a la medida de quién? ¿Tan mal está la aplicación y el entendimiento jurídico para conceder libertades en tiempo récord para unos y una demora ‘eterna’ para otros? ¿La habilidad de unos abogados pone en jaque a las cortes y a las entidades del Estado que no atinan a responder con acciones basadas en derecho y evitar la confusión nacional? ¿La alternativa es la justificación absurda y el lanzarse la pelota de uno a otro, mientras el pueblo especula de cómo está la justicia en el país?