La mayoría de ecuatorianos se preguntan si la acción que han emprendido los sectores indígenas para “tomarse Quito”, apoyados por actores sindicalistas, es correcta o no. Si el objetivo es meramente político y a ello se suman otros activistas con propósitos distintos, ya sabemos en qué va a terminar. Ojalá esa llamada “jornada de resistencia” no se convierta en una resistencia nacional a esa jornada, porque con el ejemplo que dejó el mes de octubre de 2019 ya fue suficiente para aprender y para saber reclamar utilizando los parámetros legales y no el inoficioso pretexto del pataleo para conseguir algo. No generemos incertidumbres ni miedos. La ley es para todos, nos guste o no nos guste.