El triunfo en las urnas el domingo 11 de Abril, no constituye, en sí mismo, la vanidad de un partido, un movimiento o de sus seguidores. Significa algo más que eso. La posibilidad entregada para recuperar la confianza, paz, libertad, pero sobre todo la tan ansiada como ponderada honestidad, que, lamentablemente, en nuestro país no ha sido posible por historia. Casi siempre se llega al poder insuflado de vanagloria, pero conforme avanzan los días y se presentan, en la práxis, las dificultades que el gobernante debe enfrentar, se va perdiendo fuerza, apoyos, hay choque de intereses y por ende se debilita la gobernabilidad. A eso le apostemos, a cambiar una realidad difícil, por algo que sí es posible.