Cuando el río suena piedras trae, dice un viejo adagio popular y eso es lo que está ocurriendo en las instituciones uniformadas del país, luego de que el embajador de Estados Unidos, se refirió como “narcogenerales” a altos oficiales de la Policía y de las FFAA -activos y pasivos- que estarían vinculados a bandas delincuenciales y sus operaciones. Ese anuncio provocó, casi obligatoriamente, que desde la Comandancia General de la Policía, se afirme que están dispuestos a ser investigados para que sus cuentas y sus bienes se los investigue, se conozcan y se justifiquen. Pero, pensar que un oficial tenga un patrimonio que supera el millón de dólares, ¿acaso, no es dudoso? Que la verdad salga a la luz.