La verdad sea dicha, hay “autoridades” sin el más mínimo sentido común que para ellos (as), es el menos común de los sentidos. Los ciudadanos están al margen de las decisiones importantes, no se socializan los proyectos, se politizan las decisiones, se silencian las discusiones que no les interesa que salgan a la luz, vociferan en “defensa del pueblo” y a la final es al que más agreden, ofenden y canallescamente despilfarran sus recursos. Imperan más los acuerdos de trastienda, se solidarizan entre ellos cuando hay beneficios de por medio, manipulan las formas para disimular el fondo de las cosas y claro, luego justifican sus acciones con bufonadas, legulayedas o discursos baratos al puro estilo de un rábula.