Las elecciones de segunda vuelta dejan al descubierto muchas facetas de la política ecuatoriana. La actitud democrática del pueblo está más vigente que nunca. El pueblo se acercó a las urnas a entregar su voto sin dificultades, aunque ciertos políticos, viendo los resultados, quisieron inventarse algún subterfugio, pero sin sustento. A nivel nacional está claro el favoritismo que tuvo el presidente electo en la Sierra y en el Oriente, a excepción de Sucumbios. La Costa se fue por la línea del correísmo. Imbabura tuvo un comportamiento diferente y viró el resultado de la primera vuelta. ¿Qué pasó?, sin duda, la división interna es evidente, las ambiciones pasan factura y la falta de un liderazgo fue palpable.