La sociedad actual se ha convertido en una especie de conejillo de indias, en donde los que gozan el privilegio del mando, aplican sus recetas a su medida, pero a espaldas de quienes tuvieron el poder efímero de convertirlos en mandatarios. El ciudadano debe comprender y entender que tiene el poder en sus manos para evitar que se sigan burlando de él, que se explote desde sus tronos, que se robe descaradamente sus recursos y que se parapeten en leyes calculadas que solo sirven para ser enunciadas, mientras son utilizadas por corruptos en favor de sus apetencias económicas, políticas y sociales. Las reglas del juego tienen que cambiar, caso contrario estamos al filo del abismo, sin duda.