Ya vivimos tiempos de precampaña. La mayoría se esfuerza por conseguir un voto -en algunos casos ni sus familias votarían por ellos- se aprovechan de todo para poder engañar, disfrazar una imagen que no es la real y autopromoverse a sabiendas que son demasiado conocidos porque ni siquiera han administrado un puesto de caramelos. Con todo lo que estamos viviendo en el país es necesario que los electores reflexionemos en lo que se nos viene, califiquemos a los partidos políticos y a sus procesos internos y, obviamente, a los nominados, sus capacidades, experiencia y sus tareas en favor de la sociedad. Si no hay ese análisis y reflexión, no exijamos mucho de los audaces y vanidosos politiqueros.