Unos más que a otros están confinados por la pandemia. Hay quienes reclaman espacios para poder trabajar y subsistir, pero hay los que, bajo el pretexto del “teletrabajo”, se ocupan de otros menesteres en horas laborables. Hay gente de pueblo que debe madrugar para llevar el pan del día a su hogar, pero igual hay funcionarios públicos que están ocupados en otra nimiedades y sin ningún control. Las ciudades se hunden en la desidia, basura, irresponsabilidad, abuso, olvido, falta de información, de obras y transparencia. Las voces críticas han desaparecido. ¿Qué pasó? ¿Están conformes? ¿Las prioridades pasaron a tercer plano? Hay temas pendientes, pero lo peor, el silencio cómplice también está vigente.