Pasos peatonales
Todos los días se registran accidentes con fallecidos entre hombres, mujeres y niños en diferentes circunstancias, muchos son por atropellamiento en las diferentes vías. Los pasos peatonales elevados en las carreteras, en cierta forma reducen estas estadísticas de muertes, es latente el riesgo que significa atravesar la Panamericana en cualquier lugar del país.
Cuando construían la ampliación de la vía Otavalo-Ibarra los frentistas a lo largo de la vía solicitaban que colocaran pasos peatonales de ser posible en cada ingreso de vivienda. Ahora que está concluida la vía y que se han construido pasos peatonales elevados, diariamente los peatones atraviesan esta vía de alta velocidad corriendo por debajo, por la derecha por la izquierda o por cualquier otro cruce menos sobre los pasos peatonales -parecería ser un mal nacional- niños, adultos, ancianos literalmente atraviesan corriendo la autopista poniendo en riesgo sus vidas y la de algún conductor, ¿se creerá que los costosos pasos peatonales solo sirven para colocar informativos del gobierno de turno que financia la obra? Algún técnico habrá instruido sobre la utilidad práctica de estos pasos elevados buscando accionar el instinto de supervivencia de la gente, no serán de lujo pero salvan vidas. Es necesaria la presencia de autoridades que socialicen que el perder unos cuantos minutos en atravesar los pasos peatonales hace la diferencia, así como también es necesaria la iluminación nocturna, la revisión de las actuales paradas de buses, los cruces de vía, etc. Las autoridades provinciales, locales, de tránsito considero están al tanto del latente riesgo de muerte y posiblemente de aquellos potenciales evasores de los pasos quiénes deberían ser sancionados, al igual que aquellos choferes de buses que recogen y dejan pasajeros en cualquier lugar de la autovía. De no remediarse a tiempo estos inconvenientes habrá dejado de ser la recta de la muerte para convertirse en la autovía de la muerte.
Pedro Manuel Ramírez