Nelson Mandela
Aunque todos han hablado sobre Nelson Mandela, no puedo también dejar de hacerlo en gratitud al legado de su gran ejemplo de lucha revolucionaria por la reivindicación de los derechos de su pueblo. Pocos seres humanos han tenido la entereza de dedicar la vida a luchar por una utopía; él la tuvo.
Desde su juventud se le metió en la cabeza dar la vuelta a la tortilla de un país en el que por un lado era negra y por otro absolutamente blanca. Paradójicamente el lado blanco, aunque era minoritario y ajeno; política y económicamente era quien mandaba y no solo que mandaba, sino que mandó sacando a los dueños originarios de ese país, no de su territorio; pues siguieron viviendo ahí, pero los mandaron sacando de la vida, con convirtieron en parias, los negros tenían menos derechos que los animales y el mundo se dividió en dos mitades absolutamente desiguales, una chica pero malvada blanca y otra mitad inmensa, pacífica y excluida de todos sus derechos. El capitalismo que principalmente viene del mundo blanco anglosajón europeo, les hizo creer a los negros, como aquí a los indios, que ese orden de cosas era ordenado por dios, y claro, los sacerdotes de todas las religiones les fueron domesticando con el mito de que rebelarse, por lo tanto era estar en contra de dios. La recompensa para los desheredados estaba en la otra vida. Pero siempre hay alguien que no se traga ese cuento y ese alguien, ahí, se llamó Nelson Mandela, él supo desde el primer momento que lo que diferencia a negros y blancos es el color de su piel, pero que todos somos seres humanos con iguales derechos que en el sistema capitalista y más en el neocolonial, son conculcados a los pobres. Nelson Mandela tuvo la entereza de no doblegarse jamás, los 27 años de cárcel fueron para él una fragua donde se aceró su ideología y su corazón, fueron una trinchera sigilosa desde la que construyó las bases de la nueva Sudáfrica en la que, aunque desaparecieron las diferencias étnicas, todavía prevalecen las sociales que se irán borrando, en la medida que nuevos Mándelas le nazcan a ese lejano país para construir un socialismo apropiado a sus características.
Juan F. Ruales
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