¿Vivimos en el mejor de los mundos posibles?
Si alguien te dice que vivimos en el mejor de los mundos posibles, sobre todo si ese alguien se encuentra entregado de alma y cuerpo al sistema de valores imperante, a sus afanes y resultados, no te extraña; pero si quien habla así tiene fama de disidente, entonces te preocupa.
Enseguida podría brotar la discusión, y máxime entre amigos, pero el esfuerzo sería estéril, porque esa actitud ya no resolvería nada.
A estas alturas de la cándida ceguera y de corazón de piedra ardiente, no se trata de convencer a otro que no pruebe de la bella manzana envenenada después de haberla mordido, y yace ya junto al polvo de los moribundos.
Ni te escucha, ni ven sus ojos. El engaño está consumado. Este mundo nuestro te mata, es verdad, y lo hace con sutileza.
Te agasaja, te hace sentir a gusto en él. He aquí tendida la trampa, sólo quien cree haber llegado al mundo feliz, se descompromete, se licencia de luchas y se queda quieto en el camino.
Razón tengo cuando digo que esto se asemeja al mundo de los muertos, los únicos en su estado que han zanjado el compromiso que tenían asumido con la vida.
Está claro que el peor enemigo de esta civilización es el comprometido.
Nada mejor expresa su victoria que un cuerpo sin latidos; que el rebelde haya dejado de serlo y que el libre haya sido domesticado.
Ramiro Vela Sandoval.
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