¿Dónde están?
¿Dónde están, a dónde se fueron, los tagaeri, los taromenane, los no contactados, que durante los últimos siete años, fueron la razón suprema, el argumento convincente para defender el Yasuní, para proteger la zona intangible consagrada por la Constitución de Montecristi?
¿Dónde están, a dónde huyeron esos pueblos indoblegables que ahora no aparecen, que no han sido vistos por los conspicuos investigadores del Ministerio de Justicia quienes, por ello, ya podrán autorizar, sin remordimiento alguno, a los explotadores petroleros ingresar a ese santuario de la naturaleza para que lo afecten en el uno por mil? Porque ciertamente resulta misterioso, increíble y hasta inaceptable que, a pocos días de la dolorosa decisión de pasar a la explotación de crudo en esa reserva de la biósfera, nadie sepa de los pueblos no contactados. Simplemente se esfumaron. ¿Será que al sentir toda la parafernalia que se agudiza con toda extracción petrolera, prefirieron salir del corazón de la selva, para evitar la misma suerte de otros pueblos que, como los tetetes, desaparecieron para siempre? Como es igualmente asombroso escuchar, después de siete años de gobierno de revolución ciudadana, con escuelas del milenio, carreteras de lujo, costosos edificios para la justicia, enormes puentes sobre brazos de mar y, sobre todo, de atosigante propaganda acerca de un Ecuador que vencía a la pobreza y había disminuido radicalmente el desempleo, que todavía hay cólera, enfermedad de la miseria. Resulta triste comprobar, cómo la retórica cambió para justificar la extracción petrolera, los senderitos de 10 metros de ancho y kilómetros y kilometros de largo, encontrar todas las razones y pretextos para irrumpir en zonas intangibles, para censurar a los países contaminadores y para hablarnos de un nuevo Dorado, el dorado petróleo del Yasuní. Para lograrlo movilizarán lo que puedan, asambleístas, alcaldes y prefectos encandilados con las fantasiosas transferencias de millonarios recursos, colonos e hijos de colonos de la Amazonía usufructuarios de tierras, ganaderos, los miles de adoctrinados en los CDR, etc. Los no contactados ya no están. ¿Quién estará interesado en ocultarlos?
Jacinto Salas Morales
salasjacinto@yahoo.com