Exhuman cadáver para verificar abuso de guías
IBARRA. Después de tres meses de sepultado, el cadáver del ibarreño Édgar Ramiro Espinoza Aguirre, de 37 años, ayer fue exhumado, para que las autoridades verifiquen si la causa de su deceso fue una supuesta agresión física por parte de los guías penitenciarios del penal de Santo Domingo de los Tsáchilas, donde falleció.
El deceso. Espinoza, murió la madrugada del 27 de agosto de 2011. Según el informe de la Policía, por testimonios de los guías penitenciarios, el reo intentó fugar con tres compañeros del pabellón de máxima seguridad, donde estaban recluidos y fueron impedidos por la guardia del centro carcelario.
Pero no sería la primera vez, ya que en su hoja de vida se reportan dos fugas del expenal García Moreno y recién este año en el mes de marzo fue recapturado en Ambato.
Se le atribuyen, entre otras cosas, el robo de la Custodia de Riobamba y estaba acusado del secuestro y muerte de José David Tisín Barriga, hijo de los propietarios de la fábrica de colchones Chaide y Chaide.
Al revisar los archivos de la Policía Judicial se conoció que el fallecido era de Ibarra, donde fue sepultado y también estuvo detenido por plagio y asociación ilícita en las provincias de Tungurahua y Carchi. También tenía una orden de captura vigente emitida por el Juzgado Segundo de Pichincha.
La exhumación. Según los familiares de Espinoza, la causa de su deceso fue por tortura de los guías penitenciarios, ya que el cadáver de Édgar Ramiro Espinoza Aguirre presentaba múltiples traumatismos y hematomas, en todo el cuerpo, perforación en el pulmón izquierdo, dos costillas rotas y una herida cortante en el lado derecho de la cabeza.
La Fiscalía Tsáchila investiga este hecho donde 21 guías penitenciarios están involucrados, junto a los internos Augusto Molina Pinargote, Johnny Quishe López y Miguel Ángel Mean Cabezas, quienes también aducen que fueron agredidos por los guías.
Como parte del trámite legal, para esclarecer la verdadera causa de la muerte de Espinoza, ayer exhumaron su cadáver que estaba sepultado en el cementerio San Francisco de la ciudad de Ibarra, con la finalidad de realizar una nueva autopsia, donde se ratificó que habría fallecido por tortura.