Emserimba se encuentra de aniversario
Emserimba está de aniversario. La empresa sin fines de lucro cuyo propósito es acolchonar los costos de producción y beneficiar a todos los que adquieren sus productos cumple 20 años de vida institucional. Su trabajo ha sido un aporte al sector agrícola de las provincias de Pichincha Norte, Imbabura y Carchi.
Asopran, en la década de 1990 había obtenido su mayoría de edad, pues el objeto de su renacimiento se había cumplido: defender los derechos de los agricultores en los complicados e inseguros años anteriores. Vivíamos tiempos de calma y porque no decirlo de desorientación. Sabíamos que debíamos dar un giro a la actividad gremial o se corría el riesgo de quedar en el olvido o desaparecer como ya le había pasado a Asopran y a otras asociaciones.
Así, a inicios de 1995, se recibe en una sesión de directorio, la noticia de la existencia de unos fondos no reembolsables concedidos por el Gobierno del Japón al Gobierno del Ecuador y destinados a incrementar la producción y productividad agropecuaria, mediante la entrega de insumos y maquinaria. La sola posibilidad de que esto fuera cierto nos llenó de entusiasmo y nos impulsó a realizar las averiguaciones y conversaciones con las autoridades.
Si, los fondos existían, su nombre para ese año: 2KR95 y en años anteriores el MAG ya los había entregado y en el 95 estaban destinados a las provincias de Imbabura y Cotopaxi, cuatro millones de dólares, dos eran para Imbabura y se los entregaría en maquinaria y fertilizante.
Imagínense ustedes la oportunidad que se nos presentaba, era la actividad que necesitábamos para fortalecer a Asopran y por supuesto al sector agropecuario del norte del país. Pero no todo eran buenas noticias, el adjudicatario y administrador de todos los 2KR anteriores y solicitante de este último era Fundagro, entidad con grandes influencias y por supuesto sin ninguna gana de ceder a nadie, menos a unos entusiastas desconocidos, dos millones de dólares.
El proceso anterior que se había seguido no era más que el de entregar los bienes a Fundagro para que los entregue, bajo su supervisión, a asociaciones de productores agrícolas de las diferentes provincias asignadas, con el compromiso de estos últimos de devolver al MAG, la cantidad equivalente a lo recibido en dinero; dinero que sería reinvertido nuevamente en la provincia beneficiaria. Resultado: ninguno de los agricultores devolvió ni los dólares ni la maquinaria recibida.
Este inconveniente por decir lo menos, fue los que nos permitió continuar en la lucha por el 2KR95; en el Ministerio estaban muy preocupados por la falta de resultados, pues se corría el riesgo de perder futuras asignaciones del Japón.
Esto y la propuesta nuestra de conformar una compañía limitada, como medio de administrar eficientemente los bienes y asegurar la devolución del dinero recibido en el tiempo estipulado, atrajo la atención del ministro quien dispuso que, bajo la figura jurídica propuesta por nosotros se constituyan dos compañías, una para Imbabura con Asopran, Fundagro y el Centro Agrícola de Salcedo como socios de la nueva Empresa de Servicios Agrícolas de Imbabura Emserimba Cia. Ltda. (no recuerdo cómo surgió el nombre, a mí en lo particular no me gustaba, pero a falta de uno mejor, así quedó) y otra para Cotopaxi, de la que fuimos socios con una acción.
Lo que acabo de relatar en pocos párrafos, representó para un grupo de directores de Asopran, decenas de viajes al MAG y a Fundagro, horas de gestiones, conversaciones y discusiones con funcionarios de todo nivel. Fueron meses en los cuales con tesón y razones logramos culminar la primera etapa de un sueño que se hizo realidad.
Un breve relato del nacimiento de esta empresa contado por Pablo Escudero Albornoz, director de Asopran.