África, ejemplo para el mundo
Benedicto XVI ha concluido su viaje a Benín, en África Occidental, con palabras de amor y admiración para este ‘continente olvidado’: “Aquí se encuentran valores auténticos, capaces de aleccionar a todo el mundo, y que reclaman ser extendidos con la ayuda de Dios y la determinación de los africanos”, dijo al despedirse.
“Quise volver a visitar de nuevo el continente africano, por el que tengo una especial estima y afecto, pues estoy íntimamente convencido de que es una tierra de esperanza”. Allí entregó la exhortación apostólica llamada Africae Munus (= el regalo de África), fruto del Sínodo especial de obispos africanos con el Sucesor de Pedro, que abre perspectivas pastorales nuevas y suscitará iniciativas importantes. Los periodistas le preguntaron por qué había preferido ese país. Respondió que por tres motivos: El primero es que Benín es un país en paz, externa e interna. Las instituciones funcionan con espíritu de libertad y responsabilidad y están garantizadas por un sistema democrático. El segundo: como en la mayoría de los países africanos, se da la presencia de diferentes religiones que coexisten en respeto mutuo y responsabilidad común por la paz y la reconciliación: cristianos en su diversidad, musulmanes y religiones tradicionales. El tercer motivo: es el país de origen de mi querido amigo, el cardenal Bernardin Gantin; siempre quise rezar ante su tumba. Fue un gran amigo mío, un gran representante del África católica, civilizada y humana (que también visitó grupos afrodescendientes en el Ecuador). Pero el Papa se preguntó qué hacer para dar nueva vida a esa fe católica en África. Y sugirió, en primer lugar, un mensaje sencillo y comprensible pero profundo. Es importante que el cristianismo no venga a ser un difícil sistema europeo, que no se puede entender o comprender, sino un mensaje universal de que Dios existe, nos conoce y nos ama, y que la religión suscita colaboración y fraternidad.
Mons. Julio Terán Dutari
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